Miguel Ángel Marquina (Tudela, 1959 - Tudela, 2015)

Tudela, con una población de 35,000 habitantes, es una hermosa ciudad española que hunde sus raíces en las culturas celta y celtíbera, romana, visigoda y musulmana. Se encuentra enclavada a la orilla del emblemático río Ebro, en la Comunidad Foral de Navarra, y es la cabecera de la comarca conocida como la Ribera.

Fue en el casco viejo tudelano, el martes 14 de abril a eso de la 1 de la tarde, que Miguel Ángel Marquina Arellano caminaba por el callejón Carmen Baja al mismo tiempo que, por la perpendicular Zurradores, un hombre en bici viraba a la izquierda en ángulo cerrado en dirección a Miguel. Justo antes, el ciclista había tenido a la vista en el muro con que topa la calle el letrero que avisa que, a partir de allí, la zona es de uso peatonal y solo se permiten en ella los vehículos de los vecinos. Lanzado de espaldas al suelo con gran fuerza -hecho por el que se puede inferir que la velocidad del ciclista era alta-, el maltrecho cuerpo de Miguel, quien padecía una insuficiencia visual, abandonó la postura vertical para siempre en esa estrecha calle de adoquines.

Ricardo Rojas, herido de gravedad.


La muerte, que gusta de vestirse según dicte la ocasión, blandió salvajemente su guadaña montada en una prodigiosa maquina con alas, o que por lo menos así les parece a muchos que al pedalearla sienten que vuelan libres en ella. El peatón, embestido en una vereda (acera), apenas si pudo escapar del macabro descenlace al que parecía destinado a costa de comenzar una pesadilla al instante en que su cabeza chocó contra el piso de un céntrico cruce de Santiago de Chile, el de Huérfanos con Brasil, situado a poco más de un kilómetro del Palacio de la Moneda.