Pasos Rotos: Barbara Pagano (Chicago, 1938

Pasear entre los árboles a la orilla de un lago, cuando se lleva una larga vida calzada en los zapatos, es un intenso placer que llena de energía el cuerpo y la mente, una experiencia que inevitablemente pone en quien la disfruta una sonrisa que se ve y se paladea a lo largo del día. Y así parecía ser para Barbara Pagano, una de por sí sonriente y positiva mujer de 74 años que tenía el hábito de cuidar su salud caminando en tan vivificante sitio, muy cercano a su hogar. Sin embargo, el 18 de junio de 2013 su paseo se convirtió en dolor y agonía: una bicicleta la alcanzó por la espalda y la atropelló en el camino compartido por peatones y ciclistas que bordea el espejo de agua de Lake Arlington,
en Arlingron Heights, una poblada villa convertida en suburbio de Chicago. Barbara, lesionada de la cabeza y sangrando, fue atendida por paramédicos del Cuerpo de Bomberos de Arlington y transportada al Northwest Community Hospital., donde apenas si sobrevivió hasta el día 3 de julio.

Barbara Pagano en búsquedas de Google (legacy.com).

El accidente sucedió unos minutos antes de la 1 de la tarde, cuando un grupo de 32 ciclistas realizaban un paseo organizado por el Buffalo Grove Park District y Barbara, de espaldas a ellos, empezó a ser rebasada; de pronto, la anciana fue golpeada en las piernas y sintió que una fuerza misteriosa la depositaba en el aire, un instante apenas, desde donde cayó de cabeza estrellándose contra el cemento. Quien la embistió fue un pequeño de 11 años, parte del grupo de pedalistas, que se la encontró frente a si intempestivamente cuando otro de ellos, que iba en línea justo delante de él, la esquivó, resultando imposible para el chico frenar a tiempo con terribles resultados para la mujer: un grave trauma craneal, una agonía de 15 días y, tras padecerla junto a su familia, la muerte.

Barbara era una secretaria retirada, además de ser voluntaria en las actividades de la Iglesia Católica de Santa Edna. Su viudo, Nick Pagano, confió al Chicago Tribune que su esposa era maravillosa, amable y muy apreciada por la comunidad, cualidades por las que sus seres queridos la llamaban Santa Bárbara. La sobreviven, además, 2 hijos, seis nietos y muchos sobrinos. Y una gran indignación entre los vecinos.

Lago Arlington, Arlington Heights, Chicago, en Google Maps.

Al día del trágico atropellamiento, las regulaciones del sendero indicaban que la velocidad máxima permitida a los ciclistas era de 8 millas por hora, que debían quedarse del lado derecho del camino, dar prioridad a los peatones y avisarles al rebasarlos. Un amigo de la desaparecida, Pam Greenberg, manifestó a la página web Arlington Heights Patch que muchos ciclistas no respetan las normas del lugar y pasan velozmente zigzagueando entre los transeúntes, por lo que de no controlarse tales situaciones seguirán sucediendo accidentes como el la señora Pagano. Incluso, señaló, otro persona fue golpeada por un ciclista en el camino del lago mientras se efectuaba el velorio. Por su parte, otro vecino dijo al Daily Herald que hace algunos años su esposa fue arrollada también al caminar alrededor del lago, y que aún cuando perdió el aíre por el golpe, por fortuna no sufrió más lesiones que algunos raspones. Y afirmó al medio en cuestión que se sabe de más viandantes golpeados por ciclistas.

Amigos de la familia aseguraron al Daily Herald que esta no quiere que el niño se entere del fallecimiento de la Sra. Pagano.

A raíz de la muerte de Barbara Pagano, el Distrito de Parques de Arlington Heights y las autoridades locales establecieron medidas transitorias para prevenir accidentes, entre las cuales destacan cambios en las formas en que deben circular los ciclistas y patinadores -en un sentido- y peatones -en sentido inverso- por el circuito, patrullajes y actividades educativas, en tanto se discuten y elaboran propuestas de cambios más profundos -hay quienes plantean un camino diferente para quienes usan ruedas- que mejoren la seguridad de quienes se dan cita en el lugar para caminar o pasear en bicicleta.

Una usuaria constante del camino alrededor del lago, Barbara Ilic, externó al Daily Herald, triste, pero sin un ápice de sorpresa que "Algo así iba a suceder tarde o temprano. Se ha convertido (el sendero) en una zona peligrosa"

El mismo día que murió Barbara Pagano, otros dos peatones también fallecieron en México, atropellados por ciclistas: Miguel Felipe Espinoza Rosales, en la Ciudad de México, y un hombre en Irapuato, Guanajuato, cuya identidad no ha trascendido a los medios digitales.